Y sí, le dijiste: “venite a casa, comemos algo y vemos una peli”. Pero…¿Estás seguro que querés ver una peli? Bueno, jodete. Ahora tenés que cumplir, se te impone la difícil tarea de seleccionar y alquilar algo para ver con la futura madre de tus hijos. Es ahí cuando te encaminás como un opa para Blockbuster, con una imprecisa idea de lo que estás buscando.
Escena 1
Entrás al local con desconfianza y decidís internarte (algo tiene que haber): ¿Cuántas copias de esta mierda con Nicholas Cage necesita esta gente?,pensas mirando las paredes tapizadas del último pochoclo pedorro. A ver, acá hay Kurosawa. ¿Qué hace al lado de “El paciente Inglés”?. Claro, estoy en la sección Cine Arte.
De repente ves un estante lleno de “El asesino de la motoniveladora 3”: Esta es la mía, una de terror para que se cague toda y me facilite el trámite, pensas volviendo a los 12 años. Mientras paladeas la opción, se te desliza entre los labios un sordo “¡¡¡minitashhh!!!” ante la mirada reprobatoria de tu vecina del 1º C.
No, no. Las minas de ahora no se asustan con nada y, a menos que seas pedófilo, la única manera de que ganes con tal ardid es si le terminás dando un poco de lástima.
Escena 2
Decís: bueno, un clásico. Gambeteas las bateas de comida chatarra y te enfrentas a la sórdida sección de Cine Clásico donde podés encontrar, “El colór púrpura” al lado de un “Otelo” de Welles, en sintonía con el particular criterio de selección de la cadena. Mirás un poco, no te convence nada, querés hacerte el intelectual pero no te vas a poner a ver Mizoguchi ni Dreyer con la mina al lado tuyo decidiendo si vale la pena hacerte el favor.
Mejor una comedia del Hollywood clásico: ¿Cómo puede ser? ¿Lo único de Capra que hay es esta mierda sentimental de “Que bello es vivir”? ¿Hawks?, nada.
Al final agarrás “Una Eva para dos Adanes” de Billy Wilder, que ya la viste mil veces pero sabés que paga. Es entonces cuando llegás a la caja y el empleado, abandonando el speech robótico de la cadena, te advierte:
- Mirá que es en blanco y negro…
La policía te lo saca de los puños justo cuando lo empezabas a rellenar de pororó.
Escena 3
Al salir de la taquería, decidís ir a tu viejo videoclub de barrio. El dueño, que tiene algunos años, no es de mucha ayuda. No para de recomendarte westerns y bélicas de los 60s, casi todas en VHS.
- Es para ver con una mina, Don. ¿No tiene una comedia pedorra?
Mientras te ofrece (y te cuenta) “¿Y dónde está el piloto?”, un empleado que hace como 10 años que está y fatiga alguna carrera humanística de UBA otros tantos, te señala con la jeta un estante. Es ahí donde encontrás lo que estabas buscando.
Ligeramente Embarazada
Que no te engañe el título, no es una comedia con Franchela. Es una comedia de Judd Apatow y la gente que hizo “Virgen a los 40”. La historia es así: Alisson (Katherin Heigl) es una mina que está a punto de despegar en su carrera. El día que le confirman que será la nueva presentadora de noticias del canal en el que trabaja se va de juerga a un boliche. Ahí conoce a Ben (Seth Rogen) que vive (mal) de un juicio que ganó (lo atropellaron) pero todavía le quedan 500 dólares. Este, jeropa y fumón, vive con varios amigos con quienes está “desarrollando” una página web que lista apariciones en bolas de famosas actrices en distintas películas. En una noche extrañamente lúcida (como podría ser tu noche) el pibe logra aparentar ser una persona y con un poco de asistencia alcohólica logra garcharla. A la mañana siguiente la mina se va y no la vuelve a ver hasta dos meses más tarde cuando le anuncia que esa noche quedó embarazada. A partir de ahí la película trata de los intentos de estos dos de estar juntos. Claramente la que sale perdiendo es la mina.
Atención, no es una película espectacular (no me vengan con quejas) y pudo ser casi cualquiera de la Nueva Comedia Americana. Como otras tiene un humor inteligente (en un cierto sentido), con chistes y palos para señoritas y caballeros. Tiene diálogos al parecer improvisados, que podrían ser los de cualquiera de nosotros. Tiene ese tono baqueta y desmesurado que acecha, sobre todo, a los personajes secundarios en este tipo de películas. Pero en ésta hay una ventaja adicional: sobre el final el zángano en cuestión se rescata un poco, lo suficiente como para no desentonar demasiado con su nuevo rol de padre de familia, y se casa con la mina que también, hay que decirlo, bajó un poco las pretensiones. La película era conservadora a la final.
Con Ligeramente Embarazada le decís a tu invitada que hay chances de que vos también te rescates. Mentira, vas a tomar de la botella, vas dejar los platos sucios, vas a retrasar el menor cambio de cuerito, vas a acostarte a la vuelta del fútbol sin previo paso por la ducha y vas a echar panza a ritmo exponencial. Pero ella no lo sabe, por ahora.
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