Pierre vende garrapiñadas en la puerta del mítico espacio under llamado Parakultural. El negocio es un fracaso absoluto. A cada rato entra y le pide un trago al barman, que es el único que acepta su producto en forma de pago. Aburridos, juegan a hacer fondo blanco, Pierre de ginebra con cerveza y el barman de tubitos de garrapiñadas enteros sin bajarlos con nada. Sobre el escenario, su viejo amigo Juanca da un monólogo de una hora sobre por qué Duchamp era un pelotudo. “Un mingitorio no puede ser nunca una obra de arte. ¿Dónde se vio tamaña estupidez? Por lo menos tendría que haber puesto un bidet, que es más artístico porque como tira agüita simula una fuente”. El único que ríe, aunque la risa no venía al caso, es el barman, que estaba tras la barra vestido de superman pero con la B de barman en la pechera. Pierre se percata de que no se habían presentado, lo hace y le pregunta su nombre. “Barón Von Marttyn”, dice con una tonada paraguaya. Pierre, atónito, interroga:
-¿Tenés título nobiliario?
-No, secundario. Lo de Barón es porque soy hombre.
-Pero varón de masculino es con v corta (acota Pierre como si lo hubiese visto escrito).
-Es que soy varón y barman (y se señala la pechera).
-Ah.
De pronto, un pelado de gafas oscuras atraviesa la puerta del local. A los cinco minutos cae La Negra Poli y Skay con las manos vacías.
Solari: ¿Y los redonditos de ricota?
Poli y Skay al unísono: Uhhhhhhhh, nos re colgamos. ¿Teníamos que pasarlos a buscar nosotros?
Solari: ¡Pero son boludos! La panadería ya cerró. ¿Quieren que sólo toque Patricio Rey?
Poli y Skay al unísono: Ehhhhh.
Pierre: Conseguime la ricota que te los hago yo. Soy chef, entre otras cosas.
Solari: ¿Y este gordo quién es?
Barón: Es el gordo Pierre. Y ricota no tengo pero acá hay leche cortada que da calambre, de estómago, digo. ¿Sirve?
Pierre: Vos dejame a mi, pibe.
Solari: Mató tu onda loco. Che… ¿y la viola la trajeron?
Poli y Skay al unísono: Ehhhhh.
En media hora Pierre armó 3 kilos de redonditos de ricota a los cuales dio forma con un vaso.
Pierre: Che, el vaso estaba limpio, ¿no?
Barón: Mmm..... glarou (dijo mientras engullía medio tuvo de garrapiñadas).
Juanca baja abucheado del escenario y suben los P.R.R.R. a todo trapo. El público estaba de parabienes. Mientras la banda suena La Negra Poli se pone a repartir los bocaditos. Diez minutos después se empiezan a escuchar los primeros “prrr” entre el público, y no se trataba de un elogio a la banda. La frecuencia va in crescendo, los gases también. El sótano se vuelve irrespirable y la banda deja de tocar. Un pibe del público agarra a Poli del cogote al grito de “quién hizo estos redonditos de ricota infectos, del latín infectus”, era un público culto en ese entonces, pues eran una banda de culto, claro. “El gordo Pierre”, buchoneó Poli señalando con el dedo. La poquedumbre (ya que para muchedumbre no daba la cantidad de público) no dudó y cargó a Pierre de sus extremidades mientras este reía a carcajadas porque la ginebra le impedía entender una sola migaja de lo que estaba pasando. La poquedumbre, entonces convertida en una horda incontrolable, lo estrelló contra una ventana. Pierre atravesó el vidrio sin ofrecer resistencia. Piñas, coladas, represión y esas cosas dieron fin a la noche que quedaría capturada para siempre en uno de los temas más feos de una de las mejores bandas de rock de acá: Pierre, el Vitricida, incluido en el álbum Gulp! de 1985.
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